Disolventes orgánicos en la industria

¿Qué es un disolvente orgánico?

Un disolvente orgánico se puede definir como un compuesto químico (generalmente en estado líquido) que realiza, en la mayoría de los casos, las siguientes funciones:

• Actuar en un proceso de separación, disolviendo selectivamente un material de una mezcla.
• Ser un auxiliar en la fabricación de un material (pintura u otro material polimérico) para disminuir su viscosidad. En este punto, los recubrimientos de superficies, tales como, pinturas y barnices, constituyen el ejemplo más importante. Las delgadas películas que se originan durante la aplicación de las pinturas y los barnices son únicamente posibles cuando el polímero está en disolución.
• Los disolventes también se emplean como ingredientes en determinados medicamentos, cosméticos, insecticidas, adhesivos y productos de limpieza en seco.
• Otra de sus principales funciones es la de eliminar pinturas.

Origen de los disolventes orgánicos

Los primeros disolventes orgánicos que se utilizaron fueron los hidrocarburos, derivados del petróleo y de los alcoholes. A estos productos los sustituyeron los clorocarbonados, los cuales resultan menos inflamables, pero más cancerígenos. Más tarde, se introdujeron los clorofluorocarbonados (CFCs) y los hidrogenofluorocarbonados (HCFCs), menos tóxicos, pero más contaminantes, favoreciendo la destrucción de la capa de ozono y la evolución del efecto invernadero, motivo por el cual la legislación vigente tiende a eliminarlos.

La tendencia actual es la de utilizar los hidrofluoroéteres, compuesto con un nulo ODP (Ozone Depletion Potential = 0). Además, estos no producen un efecto invernadero y no son solubles en agua, es decir, no causan la contaminación de esta.

Efectos de los disolventes orgánicos en la salud del organismo

Los disolventes volátiles son líquidos que se evaporan fácilmente para formar un gas. Cuando estos se inhalan, el gas puede causar un estado de intoxicación y daño en el sistema nervioso, provocando efectos negativos tanto a corto, como a medio plazo, tales como, mareos, somnolencia y confusión.

Además, la exposición crónica a este tipo de disolventes (incluida la laboral) puede lesionar el cerebro, los nervios periféricos, el corazón, los riñones, el hígado y los pulmones. También la médula ósea puede resultar dañada, lo cual altera la producción de glóbulos rojos y provoca anemia. Sufrir leucemia es otro de los riesgos que una persona expuesta durante prolongados periodos de tiempo a este tipo de gases y disolventes puede sufrir.

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