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Evaluación de la calidad del aire en los puestos de trabajo en actividades industriales

Muchos de nosotros pasamos muchas horas al día en oficinas cerradas respirando el aire que circula dentro de nuestro local o edificio.

En este periodo de pandemia, hemos sido – si cabe – aún más conscientes de que el aire que respiramos cuando estamos trabajando debe ser – sin ninguna excusa - de excelente calidad. No podemos contaminar nuestros pulmones con el tremendo riesgo que ello supone para nuestra salud.

Hablamos de oficinas, tiendas, locales cerrados...pero, ¿qué ocurre en aquellas zonas en donde se realizan actividades industriales?

En el sector industrial, una amplia mayoría de trabajos de soldadura, corte, amolado o lijado que realizamos, multiplican de forma exponencial los contaminantes que lanzamos al aire que respiramos.

¿Qué es la contaminación industrial ?

Son las emisiones de sustancias tóxicas peligrosas que proceden directa o indirectamente de procesos industriales, las que terminan en el ambiente y por tanto, en el aire respirable.

Las actividades industriales son imprescindibles para nuestra economía, pero deben ser reguladas con el objetivo de limitar y minimizar los efectos que éstas tienen en nuestra salud y en nuestro planeta.

Riesgos ambientales en el trabajo

El riesgo existente debido a la exposición de los trabajadores a elementos contaminantes en el desarrollo de su función en su puesto de trabajo depende de múltiples factores:

  1. Factores de riesgo que aporta el propio agente químico con el que estamos trabajando: facilidad de la sustancia para ser absorbida por el organismo a través de las diferentes vías de entrada y su capacidad para producir daños.
  2. Factores de riesgo que aportan las condiciones del puesto de trabajo al operario por causas no atribuibles a éste, como la difusión del agente en el aire, la manipulación, los movimientos y la distancia mayor o menor entre el trabajador y los focos de generación…
  3. Factores de riesgo que aporta el comportamiento del individuo por hábitos personales durante el desempeño del trabajo como, por ejemplo, el de no proteger sus pulmones con sistemas de aspiración-filtración que debe interponer entre el foco de emanación del contaminante y sus vías respiratorias.

Para el control de lo anterior se realizan inspecciones ambientales llevadas a cabo por los órganos competentes y que garantizarán que la generación de elementos contaminantes de ciertos tipos de actividades, como las que implican combustión, uso de sustancias nocivas o producción de emisiones (dióxido de azufre o titanio, por ejemplo), está por debajo de unos límites máximos tolerables.

El aire que respiramos debe ser inocuo para nuestro sistema respiratorio. Así de sencillo.

¿Cómo? Interpongamos un sistema que capture el contaminante de forma que no deje que éste llegue a nuestras vías respiratorias.

En BARIN…¡nos preocupa el aire que respiras